Hace unas semanas me visitó Eliana. Íbamos a almorzar para luego tomarnos unas chelas con José Luis. Antes, yo debía terminar mi tarea de Periodismo especializado. Mientras tanto, esperando tal vez una iluminación divina que me ayudara a avanzar con la tarea, propuse un setlist de las canciones más movidas que tenía en mi PC. Las más bailadas, las más toneras (por lo menos así las veía, y veo, yo). Fue entonces que Eliana me juzgó. No porque la música fuera vulgar, o escandalosamente grosera, o ruidosa, o fea, sino porque, como ella misma me dijo, era deprimente. Ni yo lo sabía. Sin embargo, después de considerarlo un poco supe que tenía razón.
La música que escucho es efectivamente triste y deprimente. Escuché con mayor detenimiento las letras y eran tristes, de desamor, de desengaño, de tipos que sufren, que no lograron sus cometidos, desde conquistar al amor de sus vidas hasta vivir en la mediocridad por una decisión mal tomada. Deméritos por aquí, irreflexiones por allá. Mi fiel cancionero de Ares, que me ha acompañado en arduas jornadas de estudio (y también de hueveo), está lleno del tipo de canciones que siempre me han gustado pero que a la vez siempre odié.
No porque así lo creyera concientemente. Las canciones las escucho, las disfruto, nunca las profundizo. Salvo alguna que de verdad me toque por algún motivo en especial. Puedo escuchar una canción solo porque me recuerda a algo o a alguien en especial y, sin embargo, no porque tenga algún otro significado escondido. Que me guste la letra de alguna de ellas no significa que la sienta. Tampoco quiere decir que no sea capaz de sentirla.
En esos momentos de reflexión, con una rayita vertical tintineante sobre la página en blanco de mi tarea en el monitor, decidí cambiar de rumbo musical. Entonces coloqué una de las pocas salsas que tengo en mi computadora. La noche más linda, era el título... No sé si fue la melancolía ya impregnada por las canciones anteriores, pero la letra era mucho peor que el setlist previo. Cuando estaba empezando a preocuparme, Eliana también reaccionó por lo que me sentí menos mal. Entonces soltó una pregunta que respondió a otras que ni siquiera sabía me había preguntado (si es que eso tiene algún sentido).
La pregunta fue ¿Cuál ha sido la noche más linda de tu vida, Eduardo? Así, con esa voz tan dulce y cruel a la vez, con la que siempre me habla. Abrí la boca no sé con qué intención, porque no tenía ni idea de qué iba a responder. Ni siquiera recuerdo si respondí algo... varios momentos de mi vida pasaron por mi cabeza, sin embargo, ninguno especialmente emotivo. Eso me llevó a otra pregunta, que no sé si la mencioné en voz alta a Eliana, (suelo decir cosas sin pensar y decir las que no debo en voz alta) ¿He tenido algún momento lindo en mi vida? Recordé varios momentos, la mayoría tristes y aburridos, otros alegres, divertidos, hasta uno que otro feliz, pero ¿lindo?
Seguramente aún no llega. O ya llegó y ni cuenta me di. Eso es lo más probable. Y cuando llegue, ¿será de noche? ¿lo notaré? Que idiotez pensarlo siquiera. En esas cosas no se piensan. Ese tipo de cuestiones simplemente llegan y las vives.
Esta es una recopilación de algunas canciones que formaron parte de ese setlist. Son pocas pero son las que, luego de pensarlo, disfruto cada vez q puedo y significaron algo para mí en alguna etapa de mi vida. Sé que alguno estará pensando a mi que chucha tus canciones. Bueno, entonces para que chucha leíste hasta acá. Si tienes tiempo, escucha alguna de ellas y mira los vídeos más abajo.
Why does it always rain on me? de Travis: En esta canción me refugiaba en todas las combis cuando estaba de moda (por primera vez) la cumbia hace como seis años atrás. Solo por eso su lugar privilegiado. Porque me recuerda al cole, al ICPNA, a mi primer amor platónico.
Everybody's got to learn sometime de Beck: Porque es la única que acepto me deprime. Aún la escucho cuando camino de la universidad a mi casa. Es ese tipo de canciones que hace que te imagines partes de tu vida y te compenetres más con ellas solo porque vienen acompañadas de un fondo musical. Es ese tipo de canción que escuchas en tu habitación, solo y creyendo que nada más puede salir mal.
No me imagino de Mar de Copas: No sé porqué, pero siempre la escucho cuando regreso de tomar. No lo puedo explicar... es como una cábala. A lo mejor la escucho porque inconcientemente la comprendo y porque en algún efecto del alcohol, que tampoco puedo explicar, la siento.
Don't make me a target de Spoon: No puedo decir que es triste, pero sus acordes me deprimen. Me recuerda a un momento, hace poco, donde extrañé desde tan lejos, pero también desde muy cerca.
Contigo de Sabina: Es tal vez la única canción que siento y sé que la estoy sintiendo. Entiendo su letra y la identifico, la acoplo a mi vida. Su letra me conmueve y me recuerda épocas tal vez mejores. Es la última que canté en Elo's a todo pulmón.
Dare you to move de Swichfoot: La escuché por primera vez por el 2005. Fue la última canción que escuché cuando bajé del micro un día del 2006 para ir a la casa de un amigo para después ir a una fiesta. Tarareé esa canción del paradero a la casa de mi amigo. La canté mentalmente mientras esperábamos a su amiga y a su amigo. Siguió en mi mente cuando conocí a su amiga. Luego que bailé mucho con ella ese día, seguí tarareando esta canción camino a mi casa... Es la canción que tarareo en estos momentos, mientras sigo pensando en ella.
La música que escucho es efectivamente triste y deprimente. Escuché con mayor detenimiento las letras y eran tristes, de desamor, de desengaño, de tipos que sufren, que no lograron sus cometidos, desde conquistar al amor de sus vidas hasta vivir en la mediocridad por una decisión mal tomada. Deméritos por aquí, irreflexiones por allá. Mi fiel cancionero de Ares, que me ha acompañado en arduas jornadas de estudio (y también de hueveo), está lleno del tipo de canciones que siempre me han gustado pero que a la vez siempre odié.
No porque así lo creyera concientemente. Las canciones las escucho, las disfruto, nunca las profundizo. Salvo alguna que de verdad me toque por algún motivo en especial. Puedo escuchar una canción solo porque me recuerda a algo o a alguien en especial y, sin embargo, no porque tenga algún otro significado escondido. Que me guste la letra de alguna de ellas no significa que la sienta. Tampoco quiere decir que no sea capaz de sentirla.
En esos momentos de reflexión, con una rayita vertical tintineante sobre la página en blanco de mi tarea en el monitor, decidí cambiar de rumbo musical. Entonces coloqué una de las pocas salsas que tengo en mi computadora. La noche más linda, era el título... No sé si fue la melancolía ya impregnada por las canciones anteriores, pero la letra era mucho peor que el setlist previo. Cuando estaba empezando a preocuparme, Eliana también reaccionó por lo que me sentí menos mal. Entonces soltó una pregunta que respondió a otras que ni siquiera sabía me había preguntado (si es que eso tiene algún sentido).
La pregunta fue ¿Cuál ha sido la noche más linda de tu vida, Eduardo? Así, con esa voz tan dulce y cruel a la vez, con la que siempre me habla. Abrí la boca no sé con qué intención, porque no tenía ni idea de qué iba a responder. Ni siquiera recuerdo si respondí algo... varios momentos de mi vida pasaron por mi cabeza, sin embargo, ninguno especialmente emotivo. Eso me llevó a otra pregunta, que no sé si la mencioné en voz alta a Eliana, (suelo decir cosas sin pensar y decir las que no debo en voz alta) ¿He tenido algún momento lindo en mi vida? Recordé varios momentos, la mayoría tristes y aburridos, otros alegres, divertidos, hasta uno que otro feliz, pero ¿lindo?
Seguramente aún no llega. O ya llegó y ni cuenta me di. Eso es lo más probable. Y cuando llegue, ¿será de noche? ¿lo notaré? Que idiotez pensarlo siquiera. En esas cosas no se piensan. Ese tipo de cuestiones simplemente llegan y las vives.
Esta es una recopilación de algunas canciones que formaron parte de ese setlist. Son pocas pero son las que, luego de pensarlo, disfruto cada vez q puedo y significaron algo para mí en alguna etapa de mi vida. Sé que alguno estará pensando a mi que chucha tus canciones. Bueno, entonces para que chucha leíste hasta acá. Si tienes tiempo, escucha alguna de ellas y mira los vídeos más abajo.
Why does it always rain on me? de Travis: En esta canción me refugiaba en todas las combis cuando estaba de moda (por primera vez) la cumbia hace como seis años atrás. Solo por eso su lugar privilegiado. Porque me recuerda al cole, al ICPNA, a mi primer amor platónico.
Everybody's got to learn sometime de Beck: Porque es la única que acepto me deprime. Aún la escucho cuando camino de la universidad a mi casa. Es ese tipo de canciones que hace que te imagines partes de tu vida y te compenetres más con ellas solo porque vienen acompañadas de un fondo musical. Es ese tipo de canción que escuchas en tu habitación, solo y creyendo que nada más puede salir mal.
No me imagino de Mar de Copas: No sé porqué, pero siempre la escucho cuando regreso de tomar. No lo puedo explicar... es como una cábala. A lo mejor la escucho porque inconcientemente la comprendo y porque en algún efecto del alcohol, que tampoco puedo explicar, la siento.
Don't make me a target de Spoon: No puedo decir que es triste, pero sus acordes me deprimen. Me recuerda a un momento, hace poco, donde extrañé desde tan lejos, pero también desde muy cerca.
Contigo de Sabina: Es tal vez la única canción que siento y sé que la estoy sintiendo. Entiendo su letra y la identifico, la acoplo a mi vida. Su letra me conmueve y me recuerda épocas tal vez mejores. Es la última que canté en Elo's a todo pulmón.
Dare you to move de Swichfoot: La escuché por primera vez por el 2005. Fue la última canción que escuché cuando bajé del micro un día del 2006 para ir a la casa de un amigo para después ir a una fiesta. Tarareé esa canción del paradero a la casa de mi amigo. La canté mentalmente mientras esperábamos a su amiga y a su amigo. Siguió en mi mente cuando conocí a su amiga. Luego que bailé mucho con ella ese día, seguí tarareando esta canción camino a mi casa... Es la canción que tarareo en estos momentos, mientras sigo pensando en ella.