Este blog suele hablar momentos alegres, situaciones tristes, desenlaces depresivos, a veces compulsivamente melancólicos o envenenadamente románticos. Es por eso que causará sorpresa encontrar este post, pero no puedo dejar de mencionar lo que me el viernes de regreso a casa.
Salía casi a las once de la noche del trabajo. Mi mente aún giraba torno a una pelota de fútbol y casi sin darme cuenta tomé el taxi a mi casa. El chofer del Tico al que me subí amablemente retrocedió el asiento delantero para que pueda ir cómodo y no doblado en quince. Luego sintonizó su radio en RPP. De inmediato, durante la narración de titulares, se escuchó el nombre de Jaime Bayly en la radio. Yo seguía en mi mundo pelotero y pasé el dato inadvertido, pero el taxista se emocionó de una manera inquietante que hasta me causó miedo y me incitó a pedirle que me deje en la siguiente cuadra. Con el entusiasmo aún reflejado en el rostro me comentó Ta q’ ese Bayly está loco.
Bueno, quien me conoce regular sabe que me gusta el trabajo de Bayly. En televisión suele rosar el periodista político con el de entretenimiento porque, supongo, eso vende, pero me parece un escritor interesante y alguien culto. Su posible candidatura ha levantado revuelo y hasta yo me he puesto a analizar que podría pasar de lanzarse, algo que considero improbable, pero bueno...
El caso era que el señor taxista consideraba a Bayly un loco, un inestable, un demente y un degenerado, drogadicto y maricón (ambiguo fue el calificativo que usó). Pero con todo y eso es un cague de risa. ¿Viste su programa el domingo, hermanito?, me preguntó. Sí, mentí. Lo cierto es que vi solo final, cuando Tongo salió a cantar. ¿Qué tal, ah? Todos los brujos le decían que iba ganar. Asumí que habían ido a su programa esos adivinos y convenientemente habían concordado en decirle a Bayly que ganaría. No respondí porque no quería ahondar en el tema. Me parecía tedioso y quedaban veinte minutos de viaje. Sin embargo, el taxista parecía excitado con el tema y no lo dejaba. Está bien que se lance, como todo el mundo sabe sus cochinadas nadie le va a poder decir nada, me dijo. Fue la primera vez que coincidí con el chofer del Tico. Además, como todos van a robar, mejor uno que nos haga reír. Ta q' sería pendejo que salga presidente, siguió.
Fue ahí cuando me puse la camiseta Bayly 2011. Pero tío, ¿no le parece que le haría bien un candidato tipo Bayly? ¿Qué le parece Alan García?, le pregunté. Un convenido, me respondió. ¿Toledo?, pregunté otra vez. Ratero, sobrino, además de coquerazo, dijo. ¿Castañeda? Ladrón. Ahí está pues, Bayly les dice eso todos los domingos en su programa. O sea, usted sí le hace caso. El señor -quien después me dijo que se llamaba Gustavo- se empezó a reír. Verdad, ¿no?, me dijo. Además que al toque se tumbó a Castañeda que se asó y lo fulaneó, quedó cochino. Luego de hablar contigo creo que botaré por Bayly. Ya tendrá dos votos pes, dijo. No tío, yo ni a balas voto por Bayly. En la otra esquina me deja, le indiqué. El taxista volteó a verme dos segundos y luego comenzó a reírse otra vez. ¿Total? Yo creí que eras 'baylysta'. Ahora yo me reí. ¿Baylysta? -me dio risa el término- Yo quiero que se lance, no más. Le haría bien a la política (de la cual poco o nada sé, pero eso no lo sabía el señor).
Abrí la puerta del taxi para bajar. Muchas gracias, maestro, y ya sabe tío, fomente el 'baylysmo', le comenté con ironía. El señor, sin parar de reírse, me dijo Nos vemos sobrino, el negro Gustavo me dicen. Un 'gustavo', tío, yo soy Eduardo. Ta q' buena, y arrancó muerto de risa. Maniobró su carro y dio vuelta ahí mismo para regresar por el camino por el que me había traído. Pero que Jai, pero que Jai, pero que jai, jai, jai, jai, jai... empezó a cantar cuando pasó nuevamente por mi lado y adornó su carrasposa voz con el claxon de su carro. Me hizo un gesto de despedida con la mano y desapareció. Por lo menos dos cuadras escuché su claxon.
Llegué a mi casa menos cansado que cuando subí al taxi, prendí el televisor y varias de las noticias aún giraban en torno a la posible candidatura de Bayly. Esta vez sí presté atención y todos, pero todos, lo tomaban como una broma. Y es que tiene su postulación tiene ese perfil, pero a mí no me parece descabellado tentar una candidatura a estas alturas. Como le dije al señor Negro Gustavo, aunque no votaría por él, ni quiero ni creo que gane, que se lance sería interesante. Mientras veía a un analista político decirle oportunista e improvisado a Bayly, hice mi propio análisis. Tiene la ventaja de ser mediático, joven, que esté en el periodismo desde que tiene quince años algo dice algo de él. Tantas obras publicadas indican que tiene un potencial intelectual importante y, sinceramente, yo disfruto mucho más sus entrevistas de corte político que las que hace a fantoches de la farándula. Es más, recordé que en varias de sus obras (bueno, en las que existe un alter ego de Bayly) manifiesta su sueño, medio en broma, medio en serio, de llegar algún día a la presidencia. ¿Improvisado?, pensé. Cojudos...
Aquí, seguramente, una de las canciones que más se escuchará en los próximos días... (espero no meses)
El caso era que el señor taxista consideraba a Bayly un loco, un inestable, un demente y un degenerado, drogadicto y maricón (ambiguo fue el calificativo que usó). Pero con todo y eso es un cague de risa. ¿Viste su programa el domingo, hermanito?, me preguntó. Sí, mentí. Lo cierto es que vi solo final, cuando Tongo salió a cantar. ¿Qué tal, ah? Todos los brujos le decían que iba ganar. Asumí que habían ido a su programa esos adivinos y convenientemente habían concordado en decirle a Bayly que ganaría. No respondí porque no quería ahondar en el tema. Me parecía tedioso y quedaban veinte minutos de viaje. Sin embargo, el taxista parecía excitado con el tema y no lo dejaba. Está bien que se lance, como todo el mundo sabe sus cochinadas nadie le va a poder decir nada, me dijo. Fue la primera vez que coincidí con el chofer del Tico. Además, como todos van a robar, mejor uno que nos haga reír. Ta q' sería pendejo que salga presidente, siguió.
Fue ahí cuando me puse la camiseta Bayly 2011. Pero tío, ¿no le parece que le haría bien un candidato tipo Bayly? ¿Qué le parece Alan García?, le pregunté. Un convenido, me respondió. ¿Toledo?, pregunté otra vez. Ratero, sobrino, además de coquerazo, dijo. ¿Castañeda? Ladrón. Ahí está pues, Bayly les dice eso todos los domingos en su programa. O sea, usted sí le hace caso. El señor -quien después me dijo que se llamaba Gustavo- se empezó a reír. Verdad, ¿no?, me dijo. Además que al toque se tumbó a Castañeda que se asó y lo fulaneó, quedó cochino. Luego de hablar contigo creo que botaré por Bayly. Ya tendrá dos votos pes, dijo. No tío, yo ni a balas voto por Bayly. En la otra esquina me deja, le indiqué. El taxista volteó a verme dos segundos y luego comenzó a reírse otra vez. ¿Total? Yo creí que eras 'baylysta'. Ahora yo me reí. ¿Baylysta? -me dio risa el término- Yo quiero que se lance, no más. Le haría bien a la política (de la cual poco o nada sé, pero eso no lo sabía el señor).
Abrí la puerta del taxi para bajar. Muchas gracias, maestro, y ya sabe tío, fomente el 'baylysmo', le comenté con ironía. El señor, sin parar de reírse, me dijo Nos vemos sobrino, el negro Gustavo me dicen. Un 'gustavo', tío, yo soy Eduardo. Ta q' buena, y arrancó muerto de risa. Maniobró su carro y dio vuelta ahí mismo para regresar por el camino por el que me había traído. Pero que Jai, pero que Jai, pero que jai, jai, jai, jai, jai... empezó a cantar cuando pasó nuevamente por mi lado y adornó su carrasposa voz con el claxon de su carro. Me hizo un gesto de despedida con la mano y desapareció. Por lo menos dos cuadras escuché su claxon.
Llegué a mi casa menos cansado que cuando subí al taxi, prendí el televisor y varias de las noticias aún giraban en torno a la posible candidatura de Bayly. Esta vez sí presté atención y todos, pero todos, lo tomaban como una broma. Y es que tiene su postulación tiene ese perfil, pero a mí no me parece descabellado tentar una candidatura a estas alturas. Como le dije al señor Negro Gustavo, aunque no votaría por él, ni quiero ni creo que gane, que se lance sería interesante. Mientras veía a un analista político decirle oportunista e improvisado a Bayly, hice mi propio análisis. Tiene la ventaja de ser mediático, joven, que esté en el periodismo desde que tiene quince años algo dice algo de él. Tantas obras publicadas indican que tiene un potencial intelectual importante y, sinceramente, yo disfruto mucho más sus entrevistas de corte político que las que hace a fantoches de la farándula. Es más, recordé que en varias de sus obras (bueno, en las que existe un alter ego de Bayly) manifiesta su sueño, medio en broma, medio en serio, de llegar algún día a la presidencia. ¿Improvisado?, pensé. Cojudos...
Aquí, seguramente, una de las canciones que más se escuchará en los próximos días... (espero no meses)