miércoles, 2 de abril de 2008

La golilla de la absorción

Bienvenido abril. El sinsabor de tres meses que han pasado en este año y el producto, qué extraño, sigue siendo el mismo.

La intención de estudiar no cuenta, las horas se hacen cortas, los exámenes y trabajos son duras amanecidas que miramos con resignación desde lo más oscuro de nuestros pensamientos. A estas alturas, sentimos los dedos tiesos y las cabezas más pesadas. La conclusión a la que llegamos: NO HAY CONCIENCIA. Los programas curriculares no fomentan el deseo de estudio sino que hacen que los repudiemos (a pesar que llevo solo cuatro cursos), aunque a estas alturas ya debería estar acostumbrado. No porque los cursos sean malos e inservibles, o los profesores sean malos, todo lo contrario, sino que la manera en que la facultad (o el coordinador de Periodismo) dispone los cursos y horarios no es correcta... o tal vez es mi impresión, no lo sé... pero este es un tema largo que otros estarían más contentos de comentar, pero a mí me se me hincha el hígado cuando los toco.

Es por todo esto que nuestros padres se quejan tanto de su juventud. No es que no sepamos vivir; lo que pasa es que NO se nos deja vivir. Denuncio abuso, colegas. Y aunque muchos de nosotros sucumbamos a los menesteres cotidianos del libertinaje adolescente, lo hacemos con la satisfacción de saber que indirectamente les decimos al resto CONMIGO NO PUEDES, CONDENADO. Cada trago que libamos es un FUI MAS QUE TÚ ESTA VEZ. Luego, ya en casa, con tu canción favorita en la radio, sueltas un llanto incansable en el rincón más frío de tu habitación. Apagas las luces y quieres que ese momento no acabe, pues sabes que será el último momento de libertad que vivas en esta jornada. Sabes que las preocupaciones esquivas en ese momento mañana serán el centro de tu atención, y te deprimes... Te despojas de la ropa impregnada aún del suave aroma del alcohol y el tabaco, bajas el volumen del radio hasta que solo sea un breve susurro en el aire y pueda penetrar en tus sueños, dejas tu mente fluir y te entregas al placer de lo inalcanzable. Una última lágrima corre por tus mejillas debido a que sabes que mañana, aunque desees que no sea así, deberás volver a la rutina de siempre. Esta vez nos han vencido...

1 Salado ha comentado:

Unknown dijo...

empecemos a hacer la diferencia entonces mi querido amigo.

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